Autor | |
Resumen |
Sepúlveda, la villa castellana de la diócesis de Segovia, está emplazada sobre una de las paredes de roca divisorias de los cauces encañonados del Duratón y su afluente el Caslilla, confluyendo éste en ése junto al mismo lugar. El cañón del Duratón comienza levemente aguas abajo antes de llegar a Sepúlveda, y pasada ésta se prolonga unas leguas de meandros encajados hasta más allá del santuario de San Frutos, el patrón del obispado que, desde Alfonso VI en 1076 hasta la exclaustración de 1835, fue priorato de la abadía benedictina de Silos. Exclamar por tanto ¡Padre Duratón! no es para los sepulvedanos un desenfado retórico sino la definición de una realidad hecha de la conjunción de la geografía física y la humana desposada con la historia. Entrando en un dominio particular y concreto, nuestro argumento aquí, protagonizado por la población de Sepúlveda, ha de tener forzosamente como trasfondo ese valle singular. Éste tiene por otra parte una subida densidad sacra antigua y constante, merced en parte a la propia caracterización de su paisaje. |
Año de publicación |
2013
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Número de páginas |
509-530
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Editorial |
Ediciones Escurialenses
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Idioma de edición |
spa
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ISBN-ISSN |
978-84-15659-13-6
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URL |
https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=4716054
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