Autor | |
Resumen |
Los estudios sobre narrativa lírica suelen partir de que esta modalidad literaria tiene lugar en nuestro siglo al desarrollar una narrativa subjetiva y poética, frente a la novela realista del siglo XIX (Freedman, R. Gullón, D. Villanueva, etc...). Hablar, pues, de novela lírica en la Edad Media es hacer un planteamiento inédito en los estudios literarios actuales. Algún medievalista se ha acercado con esta sensibilidad a la narrativa del XIII (M. Zink), pero el planteamiento directo de la cuestión de la existencia de una novela lírica en la Edad Media lo hizo el profesor Fernando Carmona Fernández con el libro El Roman lírico medieval (Barcelona, 1988). Al estudiar la novela no artúrica de la primera mitad del XIII, observó que la intercalación de poesías líricas en algunas novelas de este periodo respondía a la voluntad de los autores de crear innovaciones compositivas armonizando elementos líricos y narrativos; así se manifiesta Jean Renart en el prólogo de la novela en la que por primera vez introduce esta innovación. Así, lo que se ha denominado como roman lírico es una realidad objetivable literariamente por el análisis de determinadas obras, pero también está ratificado por los autores medievales ya que en los prólogos manifiestan explícitamente su voluntad de crear una nueva especie literaria que responde a la denominación señalada. Con estos antecedentes, tiene especial importancia el estudio de La Châtelaine de Vergy y las distintas versiones y adaptaciones de este relato que llegan hasta el siglo XVIII, o hasta el XIX, si tenemos en cuenta algún libreto de la producción musical operística. En el relato anónimo del XIII, aparece la inserción lírica y el mismo relato es la narrativización del registro trovadoresco, siendo una obra representativa de la tradición lírico-narrativa. |
Año de publicación |
2008
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Fecha de publicación |
2008/11/07/
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URL |
https://dialnet.unirioja.es/servlet/exttes?codigo=176913
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